martes, 26 de abril de 2016

El hombre de la piel de oso ( Segunda entrega).

Hola de nuevo Soletes, el cuento que vamos a trabajar en el segundo bloque de la asignatura de literatura  es: El hombre de la piel de oso. 

He adaptado el cuento a la edad de 4 a 5 años. Debemos de centrarnos en la etapa de Educación Infantil y creo que según mi adaptación está más conseguida para trabajarla en la segunda etapa del ciclo, el vocabulario también lo intento adaptar a esta edad, ya que es más amplio que en el primer ciclo de infantil.

En todo momento seguí el tema principal del cuento intentando no cambiar los elementos más importantes. Sigue el mismo desarrollo de introducción, nudo y desenlace

He quitado el tema de la religión del cuento, puesto que hoy en día este tema no es como antiguamente. En el aula nos podemos encontrar con niños de diferentes religiones y otros que no son de ninguna. Por eso he  eliminado esta característica de la historia. El demonio en este cuento folclórico es un duende.

La duración del cuento, he simplificado y omitido ciertas partes que creía que no eran tan importantes ya que es difícil también tener atentos a una clase durante mucho tiempo. Creo que en la edad de 4 a 5 años, el tiempo de la narración de esta historia es adecuado. Siempre existe la opción de meter más detalles en narración o menos dependiendo de cómo veamos a los niños de nuestra aula.

En todo cuento de niños, los personajes tienen nombres. 
-          Protagonista: Miguel.
-          Duende: Rufis.
-          Padre de las chicas :Tomás.
-          Hijas: Lorena, Andrea y Silvia.


El hombre de la piel de oso


Había una vez un chico llamado Miguel, que volvía a casa después de muchos años de guerra. Al llegar, estaban sus padres, se encontraban muy tristes ya que no tenían dinero para nada, así que Miguel decidió ir a buscar trabajo por el pueblo y alrededores, para poder ayudar a sus padres.


Después de mucho andar y buscar durante muchos días y muchos pueblos recorridos, ya estaba muy cansado, así que decidió pararse a descansar en la sombra de un árbol, empezó a oír unos ruidos extraños, muy extraños y de repente se le acerco una persona algo rara. Lo primero que vio de él, era unas botas azules y grandes, unos pantalones verdes, un gorro marrón y un abrigo de piel de oso muy muy feo.. Cuando vio la cara se asustó, porque nunca había visto una persona así, tenía una cara muy fea, unas uñas larguísimas y unas orejas puntiagudas y muy grandes.


El duende le dijo a Miguel:

-Hola me llamo Rufis, tú te crees un gran guerrero por haber estado en la guerra, pero ¿realmente eres valiente?-

Miguel contestó: -Claro que soy un joven valiente, porque he luchado muchos años en la guerra. Pero ahora busco trabajo para ayudar a mis padres. No tienen trabajo, ni nada que comer… ¿Podrías ayudarme?-

Rufis se quedo pensando. - Hagamos un trato. Debes llevar mi abrigo de piel de oso y de sus bolsillos siempre que quieras sacarás dinero y así podrás ayudar a tu familia o a quien quieras y así nunca más tendrás problemas de dinero. -

Miguel se puso muy contento y comenzó a saltar y a reír de alegría. - ¡Claro que sí! –Pero no sera fácil Miguel. Rufis tenía tres duras condiciones:

La primera condición, tenía que estar cuatro años cambiando de pueblo cada semana, a Miguel esto no le sería difícil ya que había estado muchos años en la guerra sin ver a su familia y estaba acostumbrado a la soledad.

La segunda condición era que no podía lavarse, pero pensó que en la guerra tampoco había podido lavarse.

Y por último… Se volverían a encontrar en cuatro años en el mismo árbol y si no cumplía alguno de sus requisitos. Miguel sería su esclavo y haría lo que Rufis quisiese toda su vida.

Miguel se lo pensó un rato… Era muy difícil, pero él era un gran guerrero muy fuerte y no tenía miedo, era muy fuerte y valiente, y así nunca más ni él ni su familia pasaría hambre ni serían pobres.

Miguel se colocó el abrigo de piel de oso y se despidió de Rufis, que desapareció por arte de magia. Regresó a su casa donde estaban sus padres, al verle se pusieron muy contentos, así que metió la mano en el bolsillo una y otra vez, sacando muchas monedas. Su familia no tendría problemas de dinero nunca más, con el dinero que les dio su hijo.
Caminando por los pueblos encontró una preciosa casa, que era muy grande y decidió comprarla y llenarla de dinero. Sólo tenía que recorrer durante cuatro años muchos pueblos y no lavarse para volver a su preciosa casa.

A la semana, cambió de pueblo. Miguel empezó  a oler muy mal… A los seis meses, la gente no se acercaba a él, por su olor, sobre todo con tanta suciedad en la cara y manos y con la piel de oso parecía un monstruo.

Pero Miguel como era muy una buena persona y le gustaba ayudar a todo el mundo. Cada vez que alguien que no le tenían miedo y se acercaban a él y le ayudaban  dándole comida para poder comer y vivir.  Metía la mano en el bolsillo y le daba unos puñados de monedas.

Pasaron tres años… y Miguel olía muy mal, ya no parecía ni humano, tenía la barba muy larga, la cara y las manos negras, sus uñas parecían garras negras… ¡Era igual que un oso! La gente de los pueblos, le trataba muy mal por su aspecto y por su mal olor. Cuando llegaba a un pueblo nuevo alguien le ayudaba, Miguel metía la mano en su bolsillo y les daban unos  puñados de monedas.

Pasaron unos meses.  Y en un pueblecito muy pequeño, con muy pocos habitantes, se  encontró un hombre muy pobre que le ayudo. Miguel, metió la mano en su bolsillo y saco unos puñados de monedas y se las dio al buen hombre, que por cierto se llamaba Tomás.

Tomás invitó a Miguel a su casa. Quería que pasase tiempo en su casa con él y su familia para agradecerle lo bueno que había sido con él y Miguel le dijo que solo podía una semana. 

Cuando entraron en la casa del buen hombre que le había ayudado dándole cobijo y alimentos, estaban sus tres hijas Lorena, Andrea y la más pequeña Silvia.
 - ¡Un oso que huele fatal! – gritaron las dos hermanas mayores  y corrieron a su habitación con mucho miedo. Silvia, la más cariñosa y educada,  se acercó y saludo a Miguel. Si  ese hombre que aprecia un oso era amigo de su padre, sabía que debía ser educada y simpática.

Esa semana Lorena y Andrea, eran muy maleducadas con Miguel, o nunca estaban en casa haciendo sus tareas o se escondían en su habitación, le trataban con desprecio y no hablaban nada con él .Silvia, como era tan cariñosa, empezó a pasar mucho tiempo con Miguel y poco a poco se fue enamorando de ese joven, aunque pareciese un oso, Miguel era una persona maravillosa y tenía unos ojos preciosos.

El último día que Miguel se quedaba en la casa, le agradeció a Tomás su hospitalidad sacando muchos puñados de monedas de su bolsillo. Y le regalo un collar precioso a Silvia, como señal de su amor por ella.  En menos de un año acabaría el pacto que hizo con el duende Rufis y regresaría a casa de Tomás y se casaría con su hija Silvia si ella seguía dispuesta y enamorada de él.

Y así fue, después de cuatro años Miguel volvió a ese árbol que había descansado y por arte de magia apareció Rufis saltando y riendo, estaba maravillado con lo valiente que había sido Miguel por aguantar cuatro años su pacto, y por ello y con un poco de magia, le devolvió su aspecto que tenía hace cuatro años.


Miguel volvió a ese pueblo tan pequeño donde vivía Tomás con sus hijas y su gran amor Silvia, para cumplir su deseo y promesa de casarse con ella. Cuando llego a la casa y llamo a la puerta y abrieron las dos hermanas mayores, la cuales se quedaron muy  alucinadas al ver a un chico tan atractivo. Miguel preguntó por Silvia. Ella bajo corriendo y reconoció esos ojos tan bonitos que hace menos de un año se enamoro de ellos. 

Después de meses, en una gran fiesta y con sus familias, Miguel y Silvia se casaron muy felices, cuando acabo la boda, estuvieron muchos meses viajando juntos y después de un año de viaje, acabaron viviendo en la casa que Miguel compró hace años,que lleno de dinero. Al cabo de unos años, llenaron la casa de hijos y terminaron siendo una familia muy feliz.

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